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Caras y Caretas – Abril

Recientemente se conmemoran 100 años del nacimiento de Mario Bunge, un hombre que claramente trascendió a sus tiempos y se abocó al estudio del mundo cooperativo por creer que esta modalidad en su conjunto es la que mejor contempla los pilares humanitarios en los que debe sustentarse una sociedad.

Por esta razón le otorga un papel muy relevante a las cooperativas las que defiende como modelo que practica la solidaridad y la cooperación, como parte de su concepto de democracia integral plasmado en emprendimientos.

Nosotros, nos sentimos representados con su filosofía y sus aportes al mundo cooperativo al punto que hemos hecho en Cooperativa Bancaria de su premisa un sello distintivo al reafirmar su brillante concepto de que el cooperativismo es democracia en acción centrada en las personas. Este concepto no es una frase suelta ni para Bunge ni para nosotros, dado que si la sociedad que nos ha tocado vivir es capitalista y en sus palabras “las cooperativas son un poco más que un balde en un lago, ya que solo afecta significativamente a sus miembros y sus familias pero no puede competir con sectores fuertes de la economía capitalista.” Sin duda el contenido de este pensamiento es brutal por su franqueza sin embargo a día de hoy describe el impacto que tiene en la economía el mundo cooperativo y los desafíos que se presentan ante la obligación humana de aspirar a vivir en una sociedad más justa e igualitaria. 

Los emprendimientos cooperativos, y en especial las cooperativas de consumo como lo es Cooperativa Bancaria ponen su acento en los lineamientos de corte social, apuntando a satisfacer las necesidades básicas de las personas y por eso el enfoque tiene una finalidad claramente humanista, ajena al mundo de los negocios y esto que es relativamente fácil de escribir y que a priori muy pocos estarían en contra de esta concepción en la práctica significa un esfuerzo enorme y lleno de dificultades para sostener en la dura economía especulativa ya que el sistema hegemónico se sostiene en otras premisas como el lucro y el individualismo.

Por esta razón las organizaciones cooperativas en el mundo entero no se abocan a la industria del petróleo ni del armamento ni de los metales preciosos, si no que vuelcan sus esfuerzos al desarrollo de producción alimentaria, a los supermercados y a los productos de la canasta básica de manufacturación y diversos emprendimientos destinados a la satisfacción de las familias.

En tal sentido y por esta razón en algunos países desarrollados se alcanzaron niveles exponenciales de desarrollo de unidades cooperativas y en particular en Europa uno puede advertir que prosperan cadenas cooperativas de supermercados, lo que es acorde a la filosofía que las inspira.

Estos datos a nivel mundial resaltan las características de los emprendimientos cooperativos, los que no son una invención social, sino un ideal social que persigue construir una sociedad más justa y equitativa y por esta razón la cooperación como principio es indispensable para formar y mantener sistemas sociales, desde la familia hasta la comunidad internacional potenciando principios fundamentales como el intercambio y la colaboración.

Analizando el cooperativismo a nivel mundial ¿Qué nos dicen los hechos? Que el cooperativismo ha triunfado a pesar de sus detractores y que cuando ha fracasado no fue por la modalidad sino por falta de espíritu cooperativo. Por ejemplo, es en Gran Bretaña donde queda poco del pujante movimiento cooperativo nacido en Rochdale en 1844 mientras que en otros países en cambio florecen cada vez más cooperativas de varios tipos y tamaños como es el caso de Uruguay, Argentina, Brasil, España, Francia, India, Italia, Suecia y Suiza, etc.

Estos resultados no son fruto del azar, dado que investigaciones recientes muestran que el mundo cooperativo está vinculado con valores que forman parte de la naturaleza humana y que necesita el individuo para sentirse pleno. En este sentido está científicamente comprobado que “dar” causa más placer que “recibir” y que la exclusión social puede dañar tanto a la salud como lo provocado por estímulos físicos y todo esto se resume en que el cooperativismo además tiene sólidas bases sociológicas y psicobiológicas. 

Es por eso que el socialismo y el cooperativismo están íntimamente relacionados. Resultan innegables los éxitos alcanzados por la “Lega delle Cooperative e Mutue”, fundada en 1886 y que incluye a unas 15.000 cooperativas italianas. Otro ejemplo notable es Mondragón Corporación Cooperativa, un conglomerado vasco de un centenar de cooperativas, que acaba de cumplir medio siglo de existencia y ocupa el noveno puesto entre las empresas españolas. Si analizamos a que razón se deben los triunfos de estos emprendimientos vemos que se deben a la unión de esfuerzos mancomunados como modelo de desarrollo y la unión intercooperativa para gestionar y aumentar la productividad.

Estamos convencidos que sin participación intensa no hay autogestión, que es la esencia del cooperativismo. En todo caso, lo cierto es que las cooperativas son mucho más longevas que las empresas capitalistas: la tasa de supervivencia de las empresas unidas en Mondragón es casi del 100% y la de las cooperativas federadas en la Lega es del 90% al cabo de tres décadas. Este dato puesto a modo de ejemplo puede sorprender a economistas, pero no sorprende a los cooperativistas. En Cooperativa Bancaria, con el apoyo de otras instituciones cooperativas hermanas, dirigentes, empleados y socios luchan por igual, incluso en nuestro caso desde la dirección están dispuestos a esforzarse más y aún en los aspectos económicos en tiempos de crisis provocadas y/o exógenas por el bien común.

El modelo cooperativo ofrece a sus miembros ventajas inigualables: satisfacción en el trabajo y orgullo de pertenecer a una empresa común inspirada en ideales nobles: igualdad, democracia participativa y solidaridad dentro de la empresa y con empresas similares y seguridad del empleo y condiciones de trabajo máximas.   

Todo lo expuesto no sólo es un corpus ideológico teórico si no que es acción transformadora y eso los cooperativistas lo saben, en especial los de Cooperativa Bancaria a quienes les consta que sin el esfuerzo de todos este emprendimiento hoy habría fracasado.

Cooperativa Bancaria luchó y lo sigue haciendo para salir adelante afrontando un inmenso pasivo que dejó el Consejo Directivo anterior el cual afrontamos y venimos cumpliendo, llevando a día de hoy cancelado el 50% del acuerdo de pago celebrado con los acreedores.

Es imaginable que una sociedad en que todas las empresas fuesen cooperativas, como lo son de hecho las empresas familiares, sería menos imperfecta que las sociedades actuales, las que no ofrecen seguridad económica ni tampoco, por lo tanto, política. Pero, como señaló Marx la cooperativa atiende al lado económico del polígono social y tiene una existencia precaria en un mercado capitalista dominado por potentes oligopolios que gozan de los privilegios que les otorgan leyes y gobiernos diseñados para favorecer los intereses de los poderosos. 

Además, las cooperativas no pueden reemplazar al mercado ni eliminar la competencia. El mercado distinto, no inspirado en el lucro conservará algunas de las características de todo mercado, como el capitalista o precapitalista: conocerá tanto la competencia como la cooperación entre empresas del mismo sector e intentará explotar las diferencias de costos entre las distintas regiones pero se podrá evitar la colusión deshonesta, el dumping y la explotación si el Estado y la comunidad internacional se rigen por normas honestas.

En suma, el cooperativismo tiene porvenir si se propone ir socializando gradualmente todos los sectores de la sociedad. Su finalidad sería ampliar el Estado liberal y benefactor para construir una sociedad con justicia social democrática y cooperativista. Éste pondría en práctica una versión actualizada de la consigna de la Revolución Francesa de 1789, a saber: Libertad, Igualdad, Fraternidad a la que nosotros le agregaríamos otro principio fundamental que se desarrolla precisamente después de la revolución democrática que es el principio de Solidaridad y que surge de las luchas que se dan precisamente por los trabajadores y sus sindicatos a partir de la revolución Industrial.

Entendemos que la sociedad capitalista, caracterizada por el llamado mercado libre, está en grave crisis pero nada dice que aún exista una conciencia social mundial capaz de reemplazarla más allá de las injusticias sociales que esta sostiene.

Por todo lo expuesto quienes somos parte de Cooperativa Bancaria estamos convencidos que nuestra causa no es una causa que tiene plazo acotado. Somos conscientes que el esfuerzo de estos últimos 4 años ha sido muy importante pero aún hace falta más esfuerzo y sacrificio. Nuestra travesía no es una recorrido apacible por un mar calmo sino todo lo contrario, estamos convencidos que deberemos seguir surcando un mar peligroso y lleno de tormentas y que la costa donde descansan nuestros objetivos es aún lejana pero ello no amilana nuestra fortaleza pues nos sustentamos en ideas de justicia y solidaridad y las ideas cuando tienen estas características son el cincel que transforma la materia y de esta manera lo que se presenta como abstracto se convierte como una bella realidad.

CONSEJO DIRECTIVO DE COOPERATIVA BANCARIA

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